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Leer, contar y cantar

La palabra y el número, como el ser humano que las produce, tienen afanes de duración y de mudanza.
Bien lo supo aquel niño, nacido bajo el quitasol celeste de las horas, que aprendió el garbo de la cifras viéndolas pintadas en la luna llena del reloj y les fue poniendo nombre mientras sus dedos acumulaban los sonidos de las campanas, o que, en las fachadas y sobre las puertas, señalaban casas, la de la abuela, las de las tías amables y los primos traviesos, la de la matrona, el cura, el practicante, el boticario…

Transportado de su apacible vega a otro pueblo desparramado por una ladera, aprendió que en la piedra gustan de campear las palabras para contar y cantar, además de para designar plazas y calles, palabras escritas de muy diversas maneras, aquí incisas, ahí pintadas con negruras y brillos de carbón, allí goteadas de vidrio o verdecidas de bronce. Seguir leyendo Leer, contar y cantar

A Harold Bloom

Hay siempre algo muerto en lo escrito, algo como de sonrisa congelada, o esperanza nunca cumplida o llanto mudo que no termina o alegría restallante que estúpidamente persiste en su mueca absurda, algo como de fotografía, de instante grapado, de flash back interrumpido. Realmente los escritores son enemigos del tiempo, incansables canteros luchando contra una erosión inexorable. Todo empezó hace mucho y cabe preguntarse si algo ha cambiado, si las metáforas siguen siendo las mismas, si su entonación diversa ha diversificado su naturaleza, si las escribió realmente su autor o las escribimos al leerlas o al leerlas escribimos las nuestras o al escribir leemos las de siempre. Si la historia de lo escrito es la historia imposible de un solo instante que gira como una peonza obsesiva que interpreta siempre la misma historia y, seductora, nos evita transformarla. Seguir leyendo A Harold Bloom

Detrás de las palabras

¡Ah, si pudiese navegar por el espacio
que envuelve las palabras!
Giran
en el caos y forman nebulosas,
libros tal vez, o se alinean
simplemente, como los astros, dando
lugar a una sentencia, a un verso, a este verso
que se debate en la agonía
de encontrar un significado.
Giran
y giran, pero tienen
zonas oscuras a las que no llega
la mente que las ilumina.

¿Qué ocultan en la parte
que permanece en sombra? Nacen
de una explosión y escapan
de su desastre original y, solas,
se forman a sí mismas, sin más leyes
que las que rigen en su propia órbita.

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