Esas letras de sueño o cal, los ocres y los azules, los versos, la catedral y la Alhambra bien podrían, José Manuel, anticiparse a este blog, o a este libro, en que la obra original del artista aspira a ser parte consustancial del volumen, como lo es de la bitácora. Ambiciona formar parte de él siendo aun obra única, con sus relieves, sus colores y sus texturas.
En esta filosofía del nuevo libro, del blog, del ideario de ideas y de formas, la obra original otorga un nuevo concepto a la vieja noción de la lectura. Ahora es posible, así, integrar en las páginas escritas, como parte de un todo, como pieza del mismo relato, un pliego de tactos inverosímiles, un grabado convenientemente firmado y numerado, una estampa única.
Los versos de Lorenzo Higueras a la catedral:
Susurra
como las sombras que susurran
como una sombra de otras sombras
como sombra de sombra que alojara
la materia prima o el discurso
Y a la Alhambra
Letras de sueño o cal
edifican clementes
estancias contra el tiempo
pretenden constituir, junto a otros soportes y otros géneros y estilos, un solo cuerpo, literario y artístico, en el que la historia, se diría, adquiere formas con distintas sintaxis. Comunicación, al fin y al cabo, en la consideración de que no sólo la palabra es el único cauce expresivo.
**José Manuel Peña
**José Manuel Peña
Llevas razón, Laura, los medios de comunicación dedican cada vez más espacio al cotilleo y al comadreo. Los mamarrachos se han travestido de tertulianos de alto copete. Y cobran más que los ministros y los futbolistas. Las televisiones se han convertido en escaparates del comadreo. Nada se corresponde, en realidad, ni con
la vida cotidiana ni con la verdad. En ese tráfago, la literatura impresa también se ha dejado llevar. Y parece que abundan como los hongos libros de hablillas y chismes, como si con ello se dejara constancia del tedio y la apatía que reina en esta sociedad llamada del bienestar.Sólo el aburrimiento y la saciedad concitan estos discursos zafios y grotescos que a diario ocupan los programas de televisión: vividores, sablistas, chupópteros, mogrollos, rufianes, malandrines y trotaconventos inundan los platós de televisión y se codean con los celebérrimos periodistas —algunos de ellos, tal para cual— como si su fama se correspondiera con la rotunda indignidad de la que hacen gala públicamente.
Son los tiempos que nos ha tocado vivir, con crisis económica de fondo incluida, y con la propagación de un nuevo discurso, en el que todos, a una, ponemos en tela de juicio incluso aquellos valores que hasta ahora se defendían a capa y espada. Y no me refiero, claro está, a las prédicas trasnochadas de quienes aprovechan la exagerada falsía de la izquierda para meter baza retrógada Y es que, al margen de moralinas y alegatos oportunistas, vivimos un tiempo de cambios que acaso comenzó en esta travesía de Internet, y quizá prosiga ahora en una convulsión de los conceptos de comunicación tradicionales, pues probablemente cambiará, muy mucho, el mapa de los medios de comunicación que habrán de acomodarse, poco a poco, a la demanda virtual, cada vez más solicitada. Y en alguna medida, es posible que también cambie la idea tradicional de la lectura, del libro, e incluso del lector.
Aunque eso no significa, ni mucho menos, que el volumen impreso esté en peligro por ahora, con la salvedad, eso sí, de los peligros que acechan al mundo de los libros; que no son otros que los avasallajes, lossometimientos a esos lobbys de la cultura que dirigen —en perfecta eufonía con las administraciones y con los medios de comunicación— el gran universo literario, pero también económico, que genera la industria editorial. **Álvaro Guzmán
Noto en tu verbo, Álvaro, un cierto resentimiento o animosidad y presumo, aunque es verdad que me equivoco a menudo, que no has tenido buenas experiencias con el mundo editorial. Espero, pues, que este portal nos sirva de algo, y que desde esta ventana de Internet puedan abrirse algunas puertas.
Nuestro blog, Álvaro, comenzó con la primavera. Y ahora ya es verano, en este día 30 de junio en que la gran mayoría prepara las vacaciones y se anima a dejar el tráfago diario para buscar otro paisaje y otras gentes. Y acaso otra historia de la realidad, o de la ficción.